Marian Herrerías ofreció un pregón profundamente religioso y personal, que giró en torno a la Virgen de la Paz, marcando el inicio de las seguidas fiestas del ciclo de los ‘santos viejos’. Con un enfoque emocional, Herrerías recordó a su hija Irene, quien falleció a los 17 años.
Este significativo evento fue respaldado por el Ayuntamiento de Manzanares, reiterando su apoyo y compromiso con estas festividades religiosas. Esta es una de las muchas formas en que la localidad muestra su respeto y devoción continua hacia sus creencias y tradiciones.
El discurso de Herrerías se caracterizó por una profunda emoción, ya que se abrió sobre la pérdida de su hija Irene. A pesar del dolor, logró proporcionar una aportación reconfortante y significativa a los asistentes, quienes se sintieron movidos por su devoción y fe en la Virgen de la Paz. Esta experiencia unificadora ofreció un sentido de comunidad y conexión para aquellos que la escucharon, fortaleciendo la relación entre los espectadores y la esencia de las fiestas de los ‘santos viejos’.
El Ayuntamiento de Manzanares ha declarado que continuará mostrando su apoyo incondicional a estas actividades, alentando a los habitantes locales a participar y mantener vivas las tradiciones religiosas de la ciudad. Como demuestra su compromiso con esta serie de eventos, la ciudad se esfuerza por fomentar un sentido de unidad y celebración durante estas fiestas.
Las imágenes que se han compartido del evento muestran la profunda emoción de la multitud y la belleza emocional de la ceremonia. Se puede ver a Marian Herrerías mostrando una expresión de genuina fe y devoción, destacando la importancia y el significado personal que estos eventos albergan para ella.
La participación y entrega de Herrerías en esta festividad ha dejado una huella significativa, no solo en ella sino también en el corazón de los espectadores. Este evento ha proporcionado un sentido de curación, conexión y comunidad, encarnando la verdadera esencia de las celebraciones religiosas de Manzanares.
El gesto de Herrerías a su hija Irene destacó lo profundamente personales y emotivas que pueden ser estas festividades para la comunidad. En última instancia, estas festividades se convierten en un espacio tanto para la celebración como para la introspección personal, permitiendo a los individuos conectarse con sus creencias religiosas de formas individualmente significativas y comunitariamente unificadoras.
Fuente: Facebook Ayuntamiento de Manzanares